domingo, 13 de febrero de 2011

¿Por qué es importante atender a Kevin? O lo que se debe de contestar cuando alguien nos cuestione “¿Pero y tú qué haces? ¡El gobierno no puede hacerlo todo!

En el capítulo anterior explicamos que a falta de una política adecuada en materia de desarrollo económico (educación incluida), el gobierno de la República bananera en la que vive Kevin ha decidido debilitar al Estado para mantener la competitividad (cosa que tampoco han logrado con mucho éxito). Obvio es que el debilitamiento del Estado implica que ha perdido fuerza para cumplir hasta con las más elementales de sus encomiendas, como lo es la seguridad de los ciudadanos.  Si consideramos que además como consecuencia de eso  el bando de Maclovio se está haciendo mayor. Tenemos un gran problema porque la reducción de la capacidad del gobierno se vuelve exponencial, no solo es cada vez más pequeña ¡Cada vez enfrenta a un enemigo más grande!
Bueno, hasta aquí ya planteamos en problema y descubrimos por qué Kevin ha decidido trabajar para Maclovio y que significa eso en términos de la seguridad.  Pero la pregunta sigue ahí ¿Por qué es importante evitar que Kevin se vuelva un malandro? Algunos dirán que después de todo es muy su bronca si quiere arriesgar su vida y su libertad así. Los buenos ciudadanos seguiremos trabajando honradamente, pagando impuestos y asistiendo a misa. A estas alturas caeríamos en una obviedad si explicáramos que eso no es suficiente. Incluso a los más optimistas ya no les tenemos que rebatir el argumento de que “se van a matar entre ellos”. Es urgente pues entrar en materia para entender la importancia de esto.
Una nación posee ciertos factores que combinados permiten la producción de bienes y servicios (Juegos de video, televisores, cortes de pelo, hospitales, etc.) para satisfacer las necesidades de sus habitantes y hacer su vida mejor. Recordemos de la entrega pasada que las necesidades son infinitas y los recursos son escasos, es decir, en algún punto se agotan. Estos famosos factores de producción se pueden clasificar en tres grandes rubros; tierra, trabajo y capital que son propiedad de los individuos que habitan en esa nación, por ejemplo podemos decir que Kevin posee trabajo, mientras que otros habitantes del país poseen tierra  que son los recursos naturales que incluyen los espacios físicos, y capital que son el equipos y las herramientas que se utilizan para producir. A las habilidades que poseen ciertas personas y que les permiten realizar algún trabajo más elaborado o especializado se les conoce como capital humano, mismo con el que por cierto Kevin no cuenta. La manera de combinar los factores para producir bienes y servicios  se llama tecnología. Es deseable que las naciones logren producir el mayor monto de bienes y servicios  para cubrir la mayor proporción de necesidades posibles, por ello se supone que siempre están en busca de incrementar los montos de los factores que poseen, o bien mejorar su tecnología  ¿Cómo puede lograrse esto y que tiene que ver todo esto con el NaracoCholo?  Pues resulta ser que para aumentar del monto de los factores una economía debe de producir. Así es, la economía utiliza sus factores para producir y entre más produce más factores acumula, es lo que se conoce como un círculo virtuoso. Es crítico el caso del capital humano pues la acumulación de este factor permite además mejorar la tecnología, de ahí la trascendencia del gusto de Kevin por las putas, la marihuana y el alcohol, no crean que lo dije nomás  por grosero, mas adelante ahondaremos en ese punto. Por ahora nos concentraremos en las formas de las que se puede valer la sociedad para incrementar su producción y cubrir mas necesidades. Por todos es sabido que nadie es perfecto, ciertas personas superan a otras en alguna actividad, mientras que estas otras pueden ser mejores haciendo otras cosas. A esa ventaja que tienen las personas sobre otras personas en cada actividad se le llama ventaja comparativa, y es la base del comercio porque permite a las personas especializarse en la actividad para la que son mejores. Cuando, bajo el viejo adagio de que “cada chango a su mecate”,  las personas se especializan  en lo que mejor saben hacer la producción aumenta. Puesto así resulta una idiotez que las personas anduvieran haciendo tareas para las que no están capacitadas, en términos económicos, un derroche.
Como pueden ver, la explicación económica en esta ocasión fue más larga (y por ende más divertida) y un poco más confusa (¿¡Más!?) ¿Qué diablos tiene que ver todo esto con Kevin? Bueno, ahora imaginemos a Don Agustín, el mecánico del barrio y a Doña Eulogia, una dulce viejecita que se gana la vida con su puesto de tortas. Don Agus, como le dicen los cuates, es bueno arreglando carros pero no cocinando, actividad con la que pierde mucho tiempo,  y Doña Penalty (apodada así porque al comer una de sus tortas nomás alcanza uno a dar 11 pasos antes del torzón) es buena haciendo tortas pero no tiene idea como funciona un motor de combustión interna, por lo que cada vez que su carcacha no arranca simplemente no puede ir a abrir su puesto.
Cada quien posee una ventaja comparativa y deciden hacer un trueque; Don Agus le arreglará su carro y a cambio de esto Doña Eulogia le preparará unas antihigiénicas tortas. Como resultado del intercambio al mecánico le queda tiempo para reparar un auto mas al día y la cocinera nunca más dejará de atender su puesto, a ambos les está sonriendo la fortuna, ya ganan más dinerito, dinerito con el cual irían a la peluquería, rentarían una película en el video del barrio (tal vez pirata, no lo sé), en fin generarían una actividad económica¸ ayudando a que se incremente la producción  y con ella se vayan cubriendo mas necesidades y acumulando mas factores. Hasta aquí todo es coser y cantar, hasta ese maldito día en el que a Kevin, que ahora carga una pistola, se le ocurre hacerles una visita a estos dos señores para pedirles una cooperación. Asustados, los empresarios corren a avisarle al policía del barrio que el muchacho malcriado los anda molestando. Al escuchar tal barbaridad el policía se despierta, se pone de pie y exclama “¡válgame, y ora que hacemos!?” (sic) Su pistola no ha recibido mantenimiento por falta de presupuesto, tampoco su arma de cargo y por las mismas razones, además ni balas tiene porque se las cobran y esta quincena ni le alcanzó para las caguamas, menos para las balas. En resumidas cuentas el policía sirve para dos cosas, a saber, para nada y para pura chingada. Decepcionados, Don Agus y Doña Eulogia vuelven a sus respectivos negocios pensando que hacer para librarse de la amenaza. El policía, también decepcionado, decide llamarle a Kevin para preguntarle cuanto le da si le ayuda a sacarle la lana a los viejos. Don Agus y Doña Eulogia no tienen otra opción que seguir trabajando, e incluso en una primera instancia mantienen su acuerdo, sin embargo tienen miedo, y ahora no pueden trabajar con regularidad pues para abrir sus negocios tienen que cerciorarse primero de que Kevin no ande por ahí.
Ahora el mecánico utiliza buena parte de su tiempo en instalar protecciones a su taller, como rejas alarmas, etc., cosas para las cuales el no está capacitado y para las que destina parte de las horas que debería dedicar a sus clientes. Por su parte, Doña Pelos (otro apodo con el que se conoce a la cocinera) ya no puede responder números telefónicos desconocidos en el celular que utiliza para los pedidos a domicilio, con lo cual pierde una buena parte de su negocio. Como la prosperidad de los negocios se ha perdido, los servicios que Don Agus le hace a Doña Eulogia empiezan a bajar de calidad, y también las reparaciones del auto porque ahora utiliza piezas chinas o reusadas. Por su parte, las tortas de Doña Eulogia cada vez están más caciqueadas, sin mencionar que se empiezan a perder varios ejemplares de la especie canina que solían rondar por las calles del vecindario. Lo anterior lleva a la pérdida de la confianza entre quienes hasta ahora eran socios y se rompe el convenio. Don Agus tiene que cocinar y la Señora vuelve a perderse días de trabajo cuando no funciona su vehículo. El obvio resultado de la ruptura del convenio es la reducción de la producción, se empiezan a perder factores de producción pues varias personas empiezan a huir del barrio mientras  Doña Eulogia y Don Agus tienen que prescindir de algunas de sus herramientas para poder sustituir los ingresos que no pudieron obtener trabajando. Lo peor de todo es que al reducirse la capacidad productiva  de la colonia se dejan de cubrir necesidades, los hijos de Doña Eulogia y Don Agus, por ejemplo,  enfrentan un escenario similar al de Kevin, con consecuencias que no pueden ser diferentes.
Un Estado fuerte hubiera provisto al policía con balas para su pistola, y este a su vez hubiera defendido los establecimientos de quienes pidieron su ayuda. El Estado pudo también haber atendido la ecuación de utilidad de Kevin y eso hubiera evitado que todo esto fuera necesario. Por eso, en la tercera entrega de esta interesantísima serie explicaremos qué es lo que se debe de hacer con Kevin, tal vez lo intitule ¿Qué es lo que se debe de hacer con Kevin? Por ahora me voy a dormir.
Esta vez no hay un video que ejemplifique esto tan claramente, así que los dejo con la cita del economista canadiense Michael Parkin:

‎"La fuerza del Estado resulta escencial para aplicar el principio del estado de derecho. Este principio es el fundamento de la vida económica (y también social y política) civilizada. Cuando el estado de derecho es aplicado, las personas pueden ocuparse de sus asuntos económicos con la certeza de que su propiedad (y su vida) está protegida, es decir, que pueden demandar a quien viole su propiedad (y ser demandados si violan la propiedad de otros).
Libres de la carga que implica proteger su propiedad (o su vida) y con la confianza de que quienes hacen negocios con ellas cumplirán sus acuerdos, las personas pueden seguir con su vida, concentrarse en la actividad en la que poseen una ventaja comparativa (especializarse pues) y comerciar para obtener un beneficio mutuo" --Michael Parkin