viernes, 29 de abril de 2011

La sociedad del mérito

El sistema utilizado por la mayoría de las naciones del mundo para producir y distribuir la riqueza entre sus habitantes tiene sus bases teóricas en algunos supuestos fundamentales.

Primeramente se cree que el egoísmo es el principal incentivo para  que las personas se vuelvan productivas. Los individuos trabajan con la finalidad de obtener los medios para cubrir sus necesidades y satisfacer sus deseos.

Esta idea no carece de lógica. Tiene mucho sentido pensar en los individuos trabajando para producir los satisfactores que requieren. La palabra clave es "incentivo".

Para cumplir su tarea de impulsar a un individuo a producir, un incentivo debe de tener varios atributos. Por ejemplo, un incentivo debe de ser mayor al costo en el que se incurre para obtenerlo. De no ser así no tendría sentido económico buscarlo. También debe de ser realista, alcanzable, tangible en la medida de lo posible. Nadie va a esforzarse en perseguir una meta que de antemano sabe que no alcanzará.

Otra importante tesis es la que nos dice que la división del trabajo hace que una sociedad sea más productiva. Los agentes económicos (individuos, empresas o incluso naciones) dedicarán sus esfuerzos a aquellas actividades en las que poseen una ventaja comparativa, o dicho de otra forma, lo que mejor saben hacer. El uso de las mejores habilidades de la fuerza laboral aumenta la producción. Para cubrir sus demás necesidades intercambia sus excedentes con otros agentes por medio del comercio.

Para que todo esto funcione, es necesario que una sociedad reconozca los méritos de los miembros que la componen. Una persona que vive en una meritocracia sabe con certeza que su trabajo, sus conocimientos o cualquier atributo que posea puede ser aprovechado en la búsqueda de los satisfactores que requiere. En una sociedad meritocrática los incentivos están presentes y son alcanzables a un costo no tan alto, o por lo menos a un costo conocido con antelación o sea con un buen nivel de certidumbre.

La meritocracia ayuda además en la división del trabajo. Cuando una comunidad reconoce y recompensa a cada quien por lo que mejor sabe hacer explota de una mejor manera las ventajas comparativas de sus miembros. La división del trabajo ayuda a optimizar los recursos y por ende incrementa la producción.

La razón de ser de la economía como ciencia es la escasez de los recursos ante las necesidades ilimitadas. Cuando en una sociedad no se valoran las habilidades de las personas se está derrochando un recurso productivo, no se está actuando con sentido económico.

Se viola otro elemental principio económico cuando el capital humano es sub-utilizado haciendo que las personas realicen un trabajo para el que no están capacitadas porque cumplen con atributos que no son relevantes para esa tarea, o cuando a personas capacitadas se les coloca en puestos que requieren menor calificación. Esto lleva también al derroche de los demás factores productivos como el capital físico y el trabajo.

En otras palabras, el crecimiento económico es impensable para una sociedad que extiende títulos de Director o Gerente de una organización (pública o privada) a alguien solo porque sabe decir lo que sus superiores quieren oír. La meritocracia no es una cuestión moral, es el aceite que lubrica los engranes de nuestro sistema económico, sin el reconocimiento al mérito esta máquina simplemente no puede funcionar.

domingo, 10 de abril de 2011

Ideas mágicas para rescatar a Kevin. O Kevin y las políticas milagro. (2/3...o tal vez 4)

En el capítulo anterior, Kevin había llegado a su casa un poco pasado y con hambre. Intentó ir a buscar otra caguama pero el cansancio lo había vencido y se quedó viendo el televisor aunque no encontró el programa que buscaba. Nuestro "nini", obligado por las circunstancias, se puso a ver un discurso político.
Al pasar los días, Kevin se encontró a su hermano menor, Brayan de Jesús, que lo invitó a verlo jugar fut, al cabo ya le habían puesto gradas al campo hasta con techito. Al llegar al campo Kevin no podía creer lo que estaba viendo, el campo tenía pasto, las porterías tenían redes y los chavos ya no se tenían que trepar en una montaña de escombro para cobrar un tiro de esquina. Medio se quiso acordar que él había jugado en ese campo pero casi siempre iba muy mariguano, así que no se acordaba muy bien, de lo que sí se acordaba era de una vez que fueron a tirar un bato muerto ahí.

Fotografía tomada por el autor, o sea yo. No se nota muy bien pero el travesaño, hecho de PVC, dice "No robar please".

 Al centro del campo un árbitro con tenis y todo, como los de la tele, hablaba con dos señores bien peinaditos y rasurados a quienes los niños llamaban “profe”. “ ¡ah chingá!” (sic) –dijo Kevin en voz alta ¿esos de que son profes? “Pos de educación física” (sic) –le dijo un bato como de su edad que llegó cargando un costal con balones y  una mochila con los uniformes nuevos de los chavos. “Yo soy su asistente, estudio en la prepa de por aquí y estoy haciendo mi servicio social. Mi hermano el mayor estudia educación física y ellos les dan su capacitación. También el hace su servicio social aquí, es el que trae calentando a los niños ahorita” (sic). Como que Kevin no se la creyó, su tío Eleuterio había sido profe de educación física y tenía una panzotota, además ni sabía nada ¿Qué iba a andar enseñando?

Ya de regreso a la casa Kevin le preguntó a Brayan que había pasado en el campo ¿Por qué tan empastado? Y sobre todo ¿Por qué estaban ahí todas las mamás y los papás de los niños? Brayan le explicó que desde que existía el torneo escolar de futbol organizado por la Secretaría de Educación, habían arreglado los campos, traído otros profes y árbitros, y que había muchas actividades para las mamás y los papás. Los tutores de los niños son quienes cuidan los campos y quienes hacen comida y aguas para vender en los juegos, por eso estaban todos ahí, además de que era la final, el que ganara el juego iría al torneo estatal.

Brayan le empezó a platicar a Kevin que hacía un tiempo todo se  había puesto muy raro, les daban clases de educación física dos veces a la semana ¡sin falta!. Según lo que les dijeron, es para que cuando estén grandes no se vayan a enfermar. “También nos dan clases de arte como dibujo o música dependiendo de lo que más te guste” –le platicó. “Todo eso más las actividades que hay en la tarde, por ejemplo en el equipo de fut hay prácticas tres veces por semana, los otros dos días le meto machín al estudio de los temas en los que ando atrasadón” (sic). "Que loco" -dijo Kevin, "¿No te agüitas por quedarte en la school toda la tarde y ya no ver al canicas y al rascagüele en la esquina?". Brayan le dijo que no porque la comida que preparan las mamás voluntarias está bien buena “¿has probado los tomates?” -le preguntó.

El chavito dijo que sus maestros habían andado muy raros, que el pensaba que a lo mejor era porque ya no tenían tantas vacaciones, solo 30 días al año, el resto del tiempo como semana santa, la primer semana de enero, y un mes en julio o en agosto, estaban en capacitaciones.  Le dijo que al principio todos estaban muy enojados pero que después habían empezado a llegar bien bañaditos, bien vestiditos y en buenos carros. La teoría de Brayan era que esas capacitaciones se las pagaban bien, es más, el de grande quería ser maestro aunque en la escuela le dicen que puede ser ingeniero o abogado por que esos profesionistas también reciben buenos sueldos. Inmediatamente Kevin le preguntó a su hermanito cuantas putas puede contratar con su sueldo uno de esos. “¿Putas? No sé” -dijo Brayan, pero eso no le importaba porque le habían explicado que estudiando eso, además de que le pagarían bien, podría ayudar a la raza de la colonia y de toda la ciudad. Extrañado, Kevin solo podía pensar en cuanta mariguana o alcohol podría comprar con un sueldo de esos.

“Pero hay muchas cosas que puede uno estudiar” –siguió diciendo Brayan. “Dice mi maestra que aquí lo que puede dejar mucho dinero es estudiar para médico”. La maestra les había platicado en clase que según los análisis de vocación regional efectuados por el gobierno, el pueblo de Kevin y Brayan, por estar ubicado en la frontera con los Estados Unidos, tenía un gran potencial para desarrollar en ella una industria médica muy importante, pues las proyecciones indican que la población de los Estados Unidos está haciéndose vieja y pronto requerirá cuidado médico que a pesar de su poder adquisitivo preferirá tenerla en México.

La maestra les dijo a sus alumnos que por recomendación de ese estudio, el gobierno de México había iniciado negociaciones con su par en los Estados Unidos para tener programas conjuntos de medicina no solo a nivel superior, también a nivel técnico. Por eso es que se estaban construyendo nuevas escuelas donde darían clases de enfermería, radiología y farmacéutica a nivel técnico y por eso también se estaba construyendo la nueva facultad de medicina, con hospital incluido, cerca de uno de los cruces internacionales.

Mal le terminó de contar eso su hermanito cuando se acercó un cuate vestido de azul. Al principio Kevin pensó que era un policía y no sabía si echarse a correr o dispararle 34 tiros en la cara, pero en lo que la pensaba reparó en que el tipo era muy delgado y se veía fuerte, ninguno de sus dientes era de fierro, su ropa estaba limpia y planchada y sus zapatos bien lustrados. Ese no era un policía. ¿Quién era ese extraño hombre en azul? ¿Qué pretendía con Kevin? Para despejar la incógnita no olvide visitar el tanke de ideas en cuanto me dé la gana actualizarlo.