jueves, 18 de abril de 2013

La innovación y la creación de empleos.

Si se le pregunta a cualquier ciudadano, en casi cualquier lugar,  cuál es su principal preocupación, es muy probable que su respuesta sea “el empleo”.  Es por ello que la generación de puestos de trabajo es una prioridad en la agenda de cualquier gobierno, sea municipal, estatal o nacional.  Los agentes económicos privados también miden parte de su éxito en función de los empleos generados.  Por supuesto, hay un debate sobre el rol que deben jugar las instituciones en la generación del empleo.  En este debate Existen todos los matices entre las personas que afirman que el gobierno no debe de intervenir en absoluto en la actividad económica y aquellos que sostienen que el gobierno debe de “proveer” empleos para la población.   
Gobernantes de todos los niveles, y de todos los signos políticos en el mundo presentan entre sus logros cifras de empleos “generados”.  Por otro lado, empresas privadas pugnan siempre por beneficios fiscales con el argumento de la generación de empleo.  La verdad es que,  propiamente hablando, no todos los procesos productivos, sean impulsados desde el gobierno o implementados por agentes privados, son generadores de empleo.  Por definición, una empresa es una organización que contrata factores de producción, entre los cuales tenemos al trabajo, y los organiza para genera algún bien o servicio.  Cuando hablamos de una empresa que produce bienes o de servicios tradicionales, es decir, productos de uso común producidos mediante procesos ampliamente conocidos, no hablamos de una empresa generadora de empleos.  La demanda por trabajadores de esa empresa, en realidad proviene la demanda por bien que están produciendo.  Dicho de otra forma, si la compañía mencionada cierra sus puertas, por decisión de administrativa, o por un acto de Dios,  el espacio dejado por ésta en el mercado sería ocupado por otra, u otras empresas que absorberían a estos trabajadores 
Sólo un aumento en la demanda por el producto puede hacer que se generen nuevos puestos de trabajo. Por lo general estos aumentos marginales son insuficientes para ocupar a todas las personas que se incorporan al mercado laboral.  Otra forma de aumentar el empleo en las distintas regiones, es atraer los procesos productivos que se están generando en otras partes, o mejor dicho, atraer el capital para darle trabajo a la mano de obra local.  Esta forma de crear puestos de trabajo por lo general se basa en  mantener costos bajos, lo que a la larga tiene repercusiones negativas en el nivel de vida de la población, porque ese costo bajo muchas veces está recargado sobre los salarios y prestaciones de los trabajadores.
La innovación parece ser por ahora la forma más efectiva para generar empleos en términos del número y la calidad de los mismos.  Hace algunas semanas conmemoramos el 40 aniversario de la primera llamada realizada desde un teléfono celular.  Desde entonces, la tecnología de esos aparatos se ha mejorado tanto que actualmente un teléfono cumple un sinnúmero de funciones impensables en aquella época.  Esas innovaciones en la tecnología, combinadas con constantes innovaciones en el modelo de negocio para comercializarlas, han hecho que estos dispositivos se vuelvan casi indispensables para nuestras vidas, es decir, han creado una demanda que unas décadas atrás no existía. Con esta nueva demanda viene la necesidad de contratar a personas con las habilidades necesarias para la industria.  Pero eso es sólo un ejemplo de como una innovación tecnológica genera más empleos mejor remunerados.  La misma tecnología de telefonía móvil ha permitido a muchas otras empresas de diversas industrias innovar en sus modelos de negocio.  Hoy en día podemos acceder a muchos servicios por medio de aplicaciones en los teléfonos, creando así nuevos puestos de trabajo.
Si aceptamos que la innovación es la mejor manera de generar empleos, la cuestión que nos queda por resolver es ¿Cómo generar innovación?  Obviamente no existe una receta única para cumplir este fin.  Si existiera un procedimiento único, entonces no sería innovación.  En todo caso, lo que una sociedad puede hacer, es generar un ambiente que propicie la innovación.  Casi cualquier ciudad del tamaño de la nuestra cuenta con todos los elementos para generar negocios innovadores;  tenemos universidades y centros de investigación que generan conocimiento, empresas de alto nivel que traen a la ciudad su propia tecnología, existen recursos financieros y acceso a mercados atractivos. Sin embargo, la sola presencia de estos elementos no basta.  Es muy importante que interactúen de forma fluida en un ambiente adecuado.
Hay muchas cosas que la iniciativa privada y el gobierno pueden hacer para propiciar este ambiente y potenciar el desarrollo económico por medio de la innovación.  Es importante que exista una coordinación adecuada entre los dos sectores para que cada uno impulse desde su ámbito las acciones requeridas para generar un ambiente propicio a la innovación.  Sólo de esa manera vamos a observar un desarrollo económico sostenido y que se refleje en un mejor nivel de vida para la mayoría de nosotros.